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Foto del escritorKarol Heilbron

¿Estás dispuesta a ser feliz?

Actualizado: 17 abr 2023

La felicidad no ocurre por suerte, si no por elección"
- Jim Rohn


¿Sabías que algunos médicos y otros profesionales de la salud están empezando a hablarle a sus pacientes de las hormonas de la felicidad? Por mi parte, no me lo habría imaginado. Las veces que había escuchado sobre el tema de estas hormonas o que había visto infografías, pensaba que era un invento marketero más, otra moda.


Durante una sesión de coaching, quedé timbrada cuando Mariana, una cliente que buscaba un cambio profesional, me contó cómo la había ayudado durante su tratamiento de cáncer de mamas el haber aprendido a observar y atender las “hormonas de la felicidad.” Cuando me contó que los médicos y enfermeras le habían hablado de ellas como parte de la estrategia de recuperación de cáncer, pensé “aquí hay algo verdaderamente interesante y esto es en serio.”


Empezando su tratamiento en la clínica, los médicos le resaltaron que era muy importante que ella se dedicara completamente a su recuperación. Esto implicaba, por un lado, dejar de priorizar su trabajo sobre lo demás, como lo había venido haciendo, y que pidiera las licencias necesarias. El trabajo se estaba haciendo un factor estresante, elevando sus niveles de cortisol en la sangre (hormona del estrés). De manera paralela, le recomendaron observar y probar cómo podía elevar las hormonas de la felicidad.


Para aclarar, las hormonas de la felicidad son:

Endorfinas: Estimulan las áreas del cerebro que generan placer. También es capaz de disminuir el dolor físico y emocional, especialmente en situaciones de riesgo. Para aumentarlas, se recomienda reír, cumplir con objetivos, realizar rutinas de ejercicio, relajarse, escuchar música, leer por placer y meditar.

Serotonina: Genera sensaciones de bienestar y relajación, satisfacción, aumenta la concentración y la autoestima. Esta se estimula principalmente con un estilo de vida saludable: ejercicio, dormir suficientes horas, dieta variada y rica en triptófano (aminoácido presente en los lácteos, legumbres, frutos secos, harinas integrales, entre otros), evitar niveles sostenidos de estrés y exponerse a la luz del sol.

Dopamina: Se conoce como la hormona de la recompensa, pues genera sentimientos de satisfacción que nos motiva a realizar nuestras actividades de forma proactiva. Una de las mejores formas de estimularla es haciendo ejercicio, y también ayuda el escuchar música y meditar.

Oxitocina: Conocida como la hormona del amor. Estimula sensaciones como la empatía, sociabilidad y pertenencia hacia un grupo. Ayuda a aumentar la confianza y a disminuir el miedo al fracaso. También ayuda a bajar rápidamente los niveles de cortisol en situaciones estresantes. Para estimular la secreción de esta hormona, es recomendable mantener y cuidar las relaciones cercanas, reírse con una persona que te haga sentir bien, compartirle lo que te preocupa a alguien de confianza y el contacto físico, como los abrazos y caricias.


Siguiendo con lo que me contó mi cliente, con esa orden de los médicos ella empezó a preguntarse después de años: ¿qué cosas me hacen feliz? Y se acordó que el canto, siempre le ha encantado y que tiene buena voz.


Aplicó a una audición en una escuela de canto reconocida y quedó seleccionada para un musical. “Para la preparación tenía que, no solo cantar, sino que también tuve que hacer ejercicio físico. Esto me ayudaba en dos aspectos: con los beneficios del ejercicio, y en la música y canto que me encantan. Fue una época muy feliz para mí. Me reconecté con lo que es más importante para mí y fue un tiempo muy lindo.”


Además, averiguando qué más ayudaba a secretar estas hormonas, supo que desarrollar las técnicas manuales estimulan la secreción de una hormona que te ayuda a volver a la tranquilidad. Para eso, se metió en clases de bordado, y por un período también hizo yoga.


Su motivación fue recuperarse y sanar, y así lo logró. Hasta el día de hoy mantiene el canto, haciendo presentaciones de vez en cuando, mientras mantiene su trabajo. Se programa intencionalmente para pasar tiempo con sus amigos, familia, y trata de viajar de vez en cuando.


Más allá de este relato, lo más poderoso para ella fue conectar con su pasión, que en este caso era el canto. Hace poco conocí el concepto “unicorn space” (espacio unicornio) que acuña Eve Rodsky, autora de Fair Play y Find Your Unicorn Space, y que se refiere a la búsqueda activa y abierta de la auto-expresión en cualquier forma, construida sobre una curiosidad basada en valores y el deseo de compartir con propósito con los demás.


En el caso de Mariana, esto es algo que logra con el canto y que tiene el poder de darle un nuevo propósito a su vida.


A mí me llegó esta historia porque también he tenido momentos en que he conectado con mi pasión (que ojo - puede ir cambiando) y que al hacerlo me ha ayudado a superar momentos difíciles. En estos han estado el flamenco, el bordado y mis ganas de entender mi propio mundo emocional y el de los demás, que he expresado leyendo, haciendo y recibiendo terapia y escribiendo.


He tenido dificultades con eso, porque en alguna parte del camino, se me grabó el mensaje de que tenía que producir, solo dedicarme a hacer cosas útiles y “no perder el tiempo.” Apartar tiempo para algo creativo, especialmente ahora que tengo hijas, me cuesta mucho. Hago lo posible por recargarme recordando lo que esto puede hacer por mi, y así mismo por la gente a mi alrededor.


Ahora, una pregunta para ti sería: ¿Qué te enciende y te hace feliz, más allá de las cosas que son de autocuidado? ¿Es algo que puedas o quieras compartir de alguna manera con otros? Por el momento, solo piensa en eso, ten tu lluvia de ideas, escucha tu intuición y obsérvalo.

Ser feliz intencionalmente es más difícil que no serlo, pues requiere de mucha consciencia y trabajo para ir contra la marea de nuestras programaciones. ¿Estás verdaderamente dispuesta a trabajar en tu felicidad?

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